Cada persona debe reflexionar sobre el uso que realiza de las redes sociales y establecer límites que se adapten a sus necesidades y prioridades individuales. La clave está en utilizar estas plataformas de manera consciente y equilibrada, sin permitir que dominen nuestras vidas, ni afecten negativamente nuestra salud y bienestar.

El ciberespacio no deja de ser un mundo en el que convivimos prácticamente todos y que para muchas personas es, incluso, más importante que la “realidad”. De hecho, para mucha gente la imagen pública, las relaciones personales y el suministro de información en el ciberespacio son especialmente importantes, por lo que la norma básica a la hora de interactuar en redes sociales es usar el sentido común, la empatía y la tolerancia, así como respetar las leyes de igual forma que se hace en el mundo offline

Entrando más en materia, se puede apreciar que según el art. 10 del Convenio Europeo de Derechos Humanos y el art. 20-1-a) de la Constitución Española reconocen y protegen los derechos a expresar y difundir libremente los pensamientos, ideas y opiniones mediante la palabra, el escrito o cualquier otro medio de reproducción. Con lo cual, toda persona es libre de expresar lo que piensa en las redes sociales, por eso, no debería haber un límite en cuanto a eso. 

Por otro lado, está el derecho al honor que en algunos casos va en el sentido contrario al derecho de libertad de expresión. Consiste en el derecho a no ser escarnecido o humillado ante uno mismo o ante los demás, prohibiendo que nadie se refiera a una persona de forma insultante o injuriosa o atentando injustificadamente contra su reputación, haciéndola desmerecer ante la opinión ajena. Por ello, no todo vale en las redes sociales. Cada persona es libre de poder decir lo que quiera siempre y cuando no sea ofensivo o discriminatorio hacia otra persona, no se puede atentar contra alguien de manera pública.

También en redes sociales podemos encontrar derechos a la intimidad y a la propia imagen. Por esto, la única persona que puede subir imágenes suyas es la persona en cuestión u otra persona con el consentimiento previo para poder publicar dicha información en redes sociales. Esto implica que no podría subirse a una red social una fotografía en la que aparezcan personas que no hayan prestado su consentimiento expreso para la captación, reproducción o publicación de su imagen y su posterior utilización (art. 2-2 de la Ley Orgánica 1/1982). 

Respecto al derecho a la propia imagen, prohíbe la captación, reproducción o publicación de la imagen de una persona en su vida privada o pública y un contenido patrimonial (ex art. 7-6 de la Ley Orgánica 1/1982) que permite la utilización en exclusiva por su titular del nombre, voz o imagen de una persona para fines comerciales.

Foto de Fauxels

Por otro lado, de manera frecuente, los más pequeños suben contenido a las plataformas, muchas veces sin darse cuenta de lo que supone hacerlo de manera pública. Por ello, se ha buscado prohibir el uso de ciertos contenidos o la captación de datos de menores de catorce años sin autorización de sus padres o tutores. De hecho, en muchas ocasiones, menores de esa franja de edad tienen un perfil de Instagram en el que aparece arriba como “gestionado por adultos”.  La tutela reforzada de sus derechos viene justificada por la mayor vulnerabilidad de los menores por el hecho de que su personalidad se encuentra en pleno proceso de desarrollo y formación y, por tanto, se puede perturbar su correcto desarrollo físico, mental y moral.

Foto de cottonbro studio

Pero hay una red social que ha ido más allá. TikTok limita en 1 hora al día el uso de su red social para menores de 18 años. Si se alcanza el límite de 60 minutos, se pedirá a los adolescentes que introduzcan un código de acceso para seguir visualizando contenido, lo que les obligará a tomar una decisión activa para prolongar ese tiempo. Parece absurdo porque con una contraseña ya pueden seguir utilizándola, pero la plataforma va más allá. Concede una contraseña a los padres para que puedan activarla y entonces que sean ellos mismos los que pongan el tiempo determinado para sus hijos.

La plataforma aún profundiza más en el colectivo que empieza la adolescencia. La franja de edad de 13 a 15 años estará aún más restrictivo por los padres. En este caso, un adulto deberá configurar o ingresar un código de acceso existente para habilitar 30 minutos de tiempo de visualización adicional. 

Esta no será la única función disponible, sino que TikTok va a dar la oportunidad para que aquellos tutores o padres puedan crear instrucciones momentáneas respecto a algunos días o semanas concretas. Y además, la red social asegura estar desarrollando nuevos controles de contenido que permitirán filtrar videos con palabras o hashtags que no quieren que vean sus hijos. 

La plataforma está viendo como el uso de su red social se ha disparado, pero dónde está el límite? TikTok ha querido actuar y de esta forma que no todo el contenido esté disponible durante todo el día para todos los colectivos de edad. 

Poner un límite en las redes sociales es esencial para el correcto funcionamiento de ellas. Gracias a este punto el control sobre social media aumentará sobre todo en el caso de menores, que se trata del colectivo más vulnerable. Por ello, el paso adelante de TikTok tiene que ser la primera marca que deben seguir las demás plataformas para conseguir que las plataformas sociales sean más justas y seguras.

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