Los superordenadores son máquinas de gran tamaño que realizan un trabajo que ningún otro ordenador podría hacer: desde recrear el big bang para intentar comprender el origen del universo o simular pruebas de armamento nuclear, hasta trazar el mapa completo de la circulación sanguínea del cuerpo humano o descubrir la vacuna de la gripe porcina.

Gracias a sus especificaciones son capaces de realizar miles de millones de operaciones por minuto. Su coste, tanto de diseño y construcción, como de mantenimiento (requieren de unas instalaciones de gran tamaño perfectamente acondicionadas y de sistemas que permitan disipar todo el calor generado por estas enormes máquinas), es muy elevado. Sin embargo, su altísima capacidad de procesamiento de grandes volúmenes de datos y de simulación numérica permiten ahorrar tiempo y coste en las investigaciones en las que participan.

El Barcelona Supercomputing Center-Centro Nacional de Supercomputación (BSC-CNS) se creó el año 2005 para que investigadores de España y del resto de Europa pudieran utilizar el Mare Nostrum, el superordenador situado en la capilla de la Torre Girona de la Universitat Politècnica de Catalunya, en sus trabajos. Desde entonces, el Mare Nostrum no ha parado de evolucionar y ya va por su cuarta versión, situándose en el Top 20 de superordenadores más potentes del mundo.

Para medir la potencia de estos prodigios tecnológicos se utilizan los Flops (operaciones de coma flotante por segundo) como unidades de medición, que nos indican la cantidad de operaciones por segundo que son capaces de realizar.

Cuando el Mare Nostrum 4 alcanza su pico de potencia es capaz de llegar a la cifra de 11.15 petaflops, lo que significa que puede realizar más de 11 mil trillones de operaciones por segundo.

Toda esta potencia se ha utilizado para diversas investigaciones cuya dificultad de cálculo y análisis de grandes volúmenes de datos habría supuesto un obstáculo prácticamente insalvable en cuanto a tiempo y recursos humanos.

Actualmente, el BSC trabaja en cuatro campos específicos: Ciencias Computacionales, Ciencias de la Vida, Ciencias de la Tierra y Aplicaciones Computacionales en Ciencia e Ingeniería.

El BSC presenta su candidatura para construir el nuevo superordenador europeo

El programa europeo Horizon 2020, una iniciativa creada por la Comisión Europea y centrada en la financiación de proyectos de investigación y desarrollo, ha puesto en marcha una convocatoria para financiar la construcción de dos superordenadores en países de la Unión Europea.

Uno de los principales objetivos de la UE es crear una infraestructura de supercomputadoras, apostando muy fuerte con los dos primeros (quieren que estén entre los 5 más potentes del mundo) y continuar con dos más en el futuro que estén en el top 25.

Esto responde a la necesidad por parte de los países europeos de hacer frente a grandes potencias tecnológicas como China o Estados Unidos, que copan los primeros puestos en cuanto a superordenadores. Con este fin se creó en 2017 la iniciativa EuroHPC (European High-Performance Computing), una alianza entre estados miembros de la unión para potenciar el desarrollo de superordenadores.

El BSC, con el apoyo los gobiernos de la Generalitat y de España, así como del de Portugal, ha presentado su candidatura para optar a la cofinanciación que ofrece el programa Horizon 2020 para el desarrollo y mantenimiento durante 5 años de un nuevo superordenador.

Según el director asociado del BSC, Josep María Martorell, se calcula que el total rondaría los 200 millones, por lo que 100 serían a cargo de la CE y el resto a repartir entre Gobierno, Generalitat y la UPC.

Otros centros de supercomputación que se han presentado son el Cineca italiano y el CSC finlandés, y uno de los principal requisitos, además de colaborar en su construcción y mantenimiento, es el de disponer de un espacio de 700 metros cuadrados para poder alojarlo.

El recinto actual donde se ubica el Mare Nostrum 4 no dispone del tamaño necesario, pero gracias a la construcción del nuevo edificio del BSC-CNS, el espacio dejará de ser un problema.

El BSC cumple con todos los requisitos técnicos para optar a ganar el concurso, y además parte con cierta ventaja gracias a su director, Mateo Valero, que fue uno de los principales impulsores de la iniciativa EuroHPC.

Además, es importante destacar el acuerdo entre el gobierno nacional y autonómico para garantizar el funcionamiento de las instalaciones durante un mínimo de 5 años, así como la ayuda de contar con el apoyo institucional y económico del gobierno portugués.

La decisión de la Comisión Europea se anunciará el 7 de junio, pero tampoco se puede descartar una decisión salomónica que implique la financiación las tres candidaturas aunque con un importe menor para cada una.

Estaremos atentos a la resolución final para saber si Barcelona se convierte en la ciudad con el superordenador más potente de Europa, pero independientemente de qué candidatura sea la vencedora, queda claro que Europa no quiere quedarse atrás en esta nueva carrera tecnológica.

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