“Si en mi tarjeta pusiera Emilio, en lugar de Emilia, qué distinta habría sido mi vida” (Emilia Pardo Bazán)

Salgo tarde de casa y, en el ascensor, mientras compruebo que llevo el carné de conducir en la cartera, pienso en Catalina García, la primera mujer española que consiguió el permiso de conducir en 1925 (eso sí, con el requisito de estar autorizada por su marido); en Zenobia Camprubí (1887-1956) y la polifacética Emilia Pardo Bazán (1851-1921), las primeras mujeres que, a inicios del siglo XX, condujeron un coche en España; y en Sophie Opel (1840-1913), que se convirtió en la primera mujer en dirigir una de las mayores factorías de automóviles del mundo cuando murió su marido.

Zenobia Camprubi

Zenobia Camprubí

Saco la llave del bolso. Lo confieso, aún tengo llave. Mi coche no se puede abrir ni cerrar con ninguna app desde mi smartphone. Pero no importa, porque lo que sí que incorpora mi vehículo es mucha tecnología inventada por mujeres avanzadas a su época sobre las que llevo unos días investigando para conocerlas, darlas a conocer y dejar constancia de cómo revolucionaron y humanizaron el mundo de la automoción.

 

Primera española en conseguir una patente tecnológica

Boceto Carruaje: Fermina Orduna

Boceto Carruaje de Fermina Orduña

Llego al garaje, miro mi coche y sonrío imaginándome cómo le hubiera gustado tener un vehículo tan modesto como el mío y cómo le hubiera facilitado la vida a la madrileña Fermina Orduña, quien en 1865 registró a su nombre los derechos de un carruaje que le permitía repartir leche fresca a domicilio por los pueblos. Su ‘vehículo’ tenía un lugar reservado para llevar la cabra, vaca o burra, una campana que avisaba al cliente y una chimenea por donde salía el vapor de la caldera de agua caliente.

 

“Un coche para mí es algo que es casi humano, algo que responde a la amabilidad, la comprensión y el cuidado, al igual que la gente” (Florence Lawrence)

Florence Lawrence

Florence Lawrence

Pongo el intermitente e inicio maniobra de salida, pero debo frenar para dejar paso a otro vehículo. Y entonces doy las gracias a Florence Lawrence (1886-1938), una canadiense que a principios del siglo XX, convertida ya en primera estrella del mundo del cine (protagonizó e intervino en casi 270 películas), se aficionó tanto a los coches que, además de conducirlos con pasión, se interesó por mejorarlos. Y este interés la llevó a inventar los primeros indicadores mecánicos de dirección que más tarde se convirtieron en los modernos intermitentes y luz de freno. Florence no los patentó (¡lástima!), y por eso no pudo reclamar derechos económicos por la estandarización de su invento en la producción de automóviles. Murió en diciembre de 1938, con 52 años, suicidándose con veneno.

 

Creatividad inesperada observando al conductor de un tranvía

Mary Anderson

Mary Anderson

Salgo del aparcamiento y empiezo a conducir. Me percato que el parabrisas está sucio, que está empezando a llover y que mucho me temo que la lluvia no conseguirá limpiar mi cristal delantero. Y de nuevo otra mujer me viene a la mente: Mary Anderson (1866-1953), promotora inmobiliaria, ranchera y vinicultora norteamericana que en 1903 patentó un dispositivo automático de limpieza de la luna del coche controlado desde el interior, es decir, el limpiaparabrisas. Gracias a ella puedo conducir bajo la lluvia o la nieve sin tenerme que bajar del coche para limpiar la luna, como hacía aquel conductor de tranvía neoyorquino donde viajaba Mary y que la inspiró a idear un artilugio para resolver ese problema en los coches, trenes o aviones.

 

Y no fue la única mejora que las mujeres han hecho en este invento masculino que es el coche

Diseño de Margaret Wilcox

Diseño de Margaret Wilcox

Tengo las manos y los pies fríos, pongo la calefacción y le agradezco enormemente a la estadounidense Margaret Wilcox, nacida en 1838 y una de las pocas ingenieras mecánicas de su época, que a sus 34 años patentara un mecanismo que redirigía el aire caliente sobrante del motor hacia la zona del conductor. Aunque su sistema tuvo que ser mejorado porque no se podía controlar la temperatura del aire que salía de los motores, bastó que Henry Ford lo incluyera en su modelo Ford T para que el invento de Margaret sea la base del sistema de calefacción de los coches actuales.

 

 “Sólo una persona permaneció conmigo en el pequeño barco de la vida cuando parecía destinado a hundirse. Ésa fue mi esposa. Valiente y resueltamente izó las nuevas velas de la esperanza” (Karl Benz)

Bertha Ringer

Bertha Ringer

Me incorporo a la autopista. Hay retenciones, pero aprovecho para reflexionar sobre estas mujeres. Recuerdo que debo pedir hora para dejar el coche en el taller mecánico y pasar la ITV, porque de mantenimiento de coches nosotras sabemos, y mucho. Y si no que se lo hubieran preguntado hace más de 150 años a la alemana Bertha Ringer (Bertha Benz desde su matrimonio con Karl Benz). La adinerada Bertha (1866-1953), además de apoyar financieramente a su marido para terminar su prototipo de vehículo motorizado de tres ruedas (el Benz Patent-Motorwagen, que Bertha no pudo patentar a su nombre por ser una mujer casada), fue la primera persona en realizar el viaje más largo en automóvil de la historia. En 1888 recorrió 106 kilómetros en coche acompañada de sus hijos. Su viaje, además de catapultar el vehículo de su esposo a la fama mundial, la convirtió en la precursora del nacimiento del mantenimiento y reparación del coche, pues durante el trayecto Bertha se quedó sin combustible y tuvo que comprar más en una farmacia, pidió ayuda a un herrero para reparar una cadena, cambió ella solita los forros del freno, reparó una tubería de combustible que se había obstruido… Gracias Bertha. A ti te debemos que existan talleres de coches repartidos por todo el mundo.

 

“Ni en mil años me habría imaginado que ese pequeño cristal líquido se desarrollaría para ser lo que es” (Stephanie Kwolec)

Stephanie Kwolek

Stephanie Kwolek

Sobre todo, no debo olvidarme de revisar los neumáticos. Preguntaré en el taller por los que están reforzados con Kevlar, material que también se usa en el forro de los frenos, artículos espaciales, cables submarinos, cascos, chalecos antibalas…, y que fue inventado por otra mujer: la científica estadounidense Stephanie Kwolek (1923-2014), que descubrió el Kevlar en 1965 en su intento de encontrar una fibra más resistente que el nailon para evitar que los neumáticos se rompieran en situaciones adversas y para prevenir pinchazos y cortes para una conducción más segura. El Kevlar resultó ser una fibra de alto rendimiento y hasta cinco veces más resistente que el acero.

 

Una de las investigadoras con más patentes en España

Celia Sánchez Ramos

Celia Sánchez-Ramos

La conducción con lluvia se me complica a la entrada de un túnel. Y entonces recuerdo un artículo reciente que he leído sobre Celia Sánchez-Ramos (Zaragoza, 1959), Doctora en Medicina Preventiva y Salud Pública y en Ciencias de la Visión, y Doctora Honoris Causa 2012 por la Universidad Internacional Menéndez Pelayo por su apoyo a la traslación del conocimiento científico a la sociedad. Investigando en un Grupo de Neurocomputación y Neurorrobótica ha patentado, entre otros muchos, un sistema difusor de luz que induce artificialmente la contracción de la pupila en ambientes de escasa iluminación, como sucede durante la conducción nocturna. Su sistema mejora la calidad de la imagen que genera la retina, previene accidentes y aumenta la seguridad vial. Se trata de un dispositivo que se coloca en el techo del coche y que propaga luz difusa para evitar deslumbrar al conductor. Ojalá mi coche lo tuviera incorporado.

 

“El Dakar es como nacer. Día a día vas aprendiendo cosas positivas y negativas. Es un master de la vida” (Cristina Gutiérrez)

Cristina Gutiérrez

Cristina Gutiérrez

Ya he llegado y aparcado. Caminando hacia el trabajo siento envidia sana de las experiencias que han vivido al volante mujeres como Cristina Gutiérrez (1991), odontóloga de Burgos y tres veces campeona femenina de rallies TT, que en 2017 se convirtió en la primera mujer del automovilismo español que terminó el rally Dakar. O Alicia Sornosa (1973), periodista especializada en motor que se subió a su moto durante un año y medio (entre 2011 y 2013) para conseguir el hito de ser la primera mujer de habla hispana en dar la vuelta al mundo en moto. O Heidi Hetzer (1937), una octogenaria alemana que en 2014 decidió cumplir su sueño de dar la vuelta al mundo en su Hudson Great Eight de 1930. Pero de ellas ya os hablaré en otro artículo, porque la lista de mujeres pilotos es interminable.

 

“No tengo miedo, ya se lo digo, voy donde haya que ir, lo mismo aquí a León que fuera por la provincia. Y si hace falta salir de noche pues se sale” (Piedad Álvarez Rubio)   

Piedad Álvarez Rubio ('La Peñina')

Piedad Álvarez Rubio (‘La Peñina’)

Creo que regresaré a casa en taxi como pequeño homenaje a Piedad Álvarez Rubio (‘La Peñina’), una profesora que aprendió a conducir con 20 años y que nunca se dedicó a enseñar porque se aficionó tanto a los coches en el taller de su padre que en 1932 se convirtió en la primera mujer española en conseguir una licencia de taxi. Trabajó en el taxi 40 años, y el último coche que tuvo fue un Seat 600.

 

“Mi sueño es tener escuelas e instalaciones educativas formales para enseñar arte africano” (Esther Mahlangu)

Esther Mahlangu

Esther Mahlangu

Y el fin de semana llevaré mi coche a lavar y, mientras esté dentro del túnel de lavado, pediré un deseo, aunque no creo que se me conceda: que mi vehículo salga de allí convertido en un modelo atrevido y con personalidad, tanta como la que tenían todas las mujeres de las que os he hablado y tanta como la que caracteriza el trabajo de la artista sudafricana Esther Mahlangu (1935), a quien BMW le encargó la creación del art car BMW 525i, primer coche de arte africano, pintado con motivos del arte Ndebele, y que la convirtió en la primera persona y mujer no occidental en diseñar uno de estos coches artísticos. Sus diseños también los han lucido aviones de British Airways y otros vehículos, como el Fiat 500 edición especial para la exposición ¿Por qué África? celebrada en Turín en 2007.

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2 respuestas a “Automoción. Dos siglos de tecnología “made by women””

  1. Fantástico artículo. Me encanta que se difunda tantas cosas asombrosas, hoy de lo más normal, realizadas por las mujeres en un sector aparentemente de hombres.
    Felicidades!!!

  2. Magnífica exposició del treball d’investigació i recerca de les dones en un món que ha semblat destinat al públic masculí fins no fa tantes dècades. Un article ben escrit i ben documentat, n’esperem més

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