Las chispas no surgen de la nada, sino que saltan cuando las ideas se rozan entre sí.
Mauchly y Eckert Deberían a encabezar la lista de personas a quienes hay que atribuir el mérito de inventar el computador, no porque las ideas fueron del todo suyas, sino porque tuvieron la capacidad de sacar ideas de múltiples fuentes, añadir sus propias innovaciones, materializar su visión formando un equipo competente y ejercer la mayor influencia en el curso de los acontecimientos posteriores. También habría que atribuir una gran parte del mérito a Alan Turing, por desarrollar el concepto de “ordenador universal” y luego formar parte del equipo que realizó el trabajo práctico de Bletchley Park.
La principal lección que se extrae del nacimiento de los ordenadores es que la innovación suele comportar un esfuerzo en grupo, que implica la colaboración entre visionarios e ingenieros, y que la creatividad proviene de inspirarse en muchas fuentes. Solo en los libros de cuentos los inventos sobrevienen como un rayo, o como una bombilla que se enciende sobre la cabeza de un individuo solitario en un sótano, una buardilla o un garaje.
Cuando la gente saca ideas de múltiples fuentes y luego las reúne, le resulta lógico pensar que las nuevas ideas resultantes son suyas, como lo son de hecho. Todas las ideas nacen así. Así es como funciona el proceso creativo.