Una de las principales razones por las que la naturaleza separada de la ciencia de las operaciones se ha sentido poco, y en general se ha insistido poco en ello, es el significado cambiante de muchos de los símbolos utilizados en la notación matemática. Primero, los símbolos de operación son frecuentemente también los símbolos de los resultados de las operaciones.
El motor analítico, por el contrario, puede sumar, restar, multiplicar o dividir con la misma facilidad; y realiza cada una de estas cuatro operaciones de manera directa, sin la ayuda de ninguna de las otras tres.
Al considerar cualquier tema nuevo, con frecuencia hay una tendencia, en primer lugar, a sobrevalorar lo que nos parece ya interesante o notable; y, en segundo lugar, por una especie de reacción natural, para infravalorar el verdadero estado del caso, cuando descubrimos que nuestras nociones han superado las que eran realmente sostenibles.
La ciencia matemática muestra lo que es. Es el lenguaje de las relaciones invisibles entre las cosas. Pero para usar y aplicar ese lenguaje, debemos ser capaces de apreciar plenamente, sentir, captar lo invisible, lo inconsciente.
Se desarrolla un lenguaje nuevo, vasto y poderoso para el uso futuro del análisis, en el cual esgrimir sus verdades de modo que puedan llegar a ser de una aplicación práctica más rápida y precisa para los propósitos de la humanidad que los medios hasta ahora en nuestro poder, hecho posible.
Olvídese de este mundo y todos sus problemas y, si es posible, sus multitudinarios charlatanes, todo en resumen, menos la Hechicera de los Números.
Lo intelectual, lo moral, lo religioso me parecen todos naturalmente unidos y entrelazados en un todo grande y armonioso.