Los avances tecnológicos permiten, en la actualidad, ayudar al órgano más complejo del cuerpo humano a interpretar ciertos estímulos cuando este no funciona correctamente. Un amplio abanico de neuroimplantes ya nos pueden ayudar a recuperar la visión o a tratar enfermedades neurodegenerativas como el Párkinson o el Alzheimer. Durante la próxima década, viviremos una revolución en los campos de la cirugía, la robótica y la salud en general, propiciada por el desarrollo de la Inteligencia Artificial y la computación cuántica.
Un órgano para gobernarlos a todos
El cerebro humano es el órgano más complejo conocido entre todos los que componen la gran variedad de vida pluricelular en la Tierra. Con el tamaño de un racimo de uvas y un peso promedio de 1,5Kg, este órgano con forma de seta y tacto gelatinoso, se encuentra enclaustrado entre paredes de hueso y suspendido en el líquido cefalorraquídeo, que le protegen de las agresiones externas. En esta pequeña cavidad, y mediante impulsos eléctricos que le comunican con el mundo exterior a través de los sentidos, el cerebro controla el pensamiento y es capaz de dar forma (controlando los músculos y demás partes del cuerpo humano) a civilizaciones enteras.
Las neuronas, a diferencia de las células de otros órganos, son extremadamente diversas. Cuanto mejor las conocemos, más nos asombran, y es que el cerebro no se limita a desarrollar el pensamiento racional, sino que también es el lugar donde se generan las emociones y otras capacidades que nos hacen humanos, como la imaginación y la memoria.
Exploración cerebral
La complejidad del cerebro deja en mal lugar a las mejores máquinas que el hombre ha sido capaz de fabricar. Como dijo Steve Jobs, “los ordenadores son como una bicicleta para nuestras mentes, aportan capacidades que de otro modo no alcanzaríamos”. Pero comparar las conexiones que se producen en nuestro cerebro, con la mejor máquina de Apple, es como comparar la complejidad de un cohete espacial con la de una bicicleta. Aun así, las mejores máquinas también fallan, y en muchas ocasiones encontrar el error es prácticamente imposible cuando no se comprenden del todo los mecanismos implicados.
Durante los últimos años, y gracias a los vertiginosos avances tecnológicos, se han desarrollado implantes como los de retina o los cocleares, que pueden ayudar a recuperar la vista y la capacidad auditiva a personas con limitaciones sensoriales severas. Estos tratamientos suponen una revolución, ya que modulan la función cerebral a través de dispositivos externos. Según el Dr. Álvaro Sanchez Ferro, coordinador de Tecno-SEN, “mediante la tecnología, se puede mejorar y potenciar la función cerebral, lo que abre infinidad de nuevas oportunidades terapéuticas”.
Algunas aplicaciones prácticas
El implante coclear
El implante coclear es uno de los dispositivos que los expertos toman como referencia para explicar las posibilidades de la tecnología que interacciona con el cerebro. Estos dispositivos se usan desde hace años en casos de niños recién nacidos con sordera profunda y sordera grave. Su funcionamiento se basa en la transformación de señales acústicas externas en señales eléctricas que estimulan al nervio auditivo. De esta forma, el niño puede aprender a hablar imitando los sonidos que su cerebro interpreta a través del implante.
El implante de retina
La vista es otro sentido que se beneficia de este tipo de prótesis. Mediante implantes de retina, se estimulan eléctricamente las células nerviosas del interior del ojo, que transmiten la información al cerebro a través del nervio óptico. La persona que ha perdido la visión, puede recuperarla parcialmente mediante estos implantes, aunque por el momento, las personas con ceguera de nacimiento no pueden beneficiarse de estos dispositivos.
Prótesis con implantes neuronales
Algunas personas con parálisis motoras, mediante los últimos avances tecnológicos, han sido capaces de volver a mover brazos y piernas simplemente con pensarlo. Este hecho, que parecía imposible hace veinte o treinta años, se consigue con un pequeño implante neuronal introducido en la zona de la corteza motora del cerebro, un ordenador, y un elemento robótico. Actualmente, se está investigando para añadir a los elementos robóticos, la capacidad sensorial. Algunos científicos e investigadores han afirmado que en un futuro cercano, este tipo de prótesis serán tan comunes como lo son, hoy en día, los marcapasos.
La revolución que viene
En los próximos años saldrán a la luz nuevos avances científicos y tecnológicos que supondrán una revolución en la medicina, dejando obsoletos algunos tratamientos farmacológicos actuales. El conocimiento creciente del funcionamiento del cerebro, juntamente con los avances en el estudio del ADN y las secuencias de cromosomas, y la mayor implementación de la Inteligencia Artificial para desarrollar modelos de predicción, auguran un futuro esperanzador para muchas personas con patologías incurables en la actualidad.
Seguiremos atentos a las novedades en los ámbitos de la tecnología y de la salud, y te las contaremos, como siempre, en nuestro blog.
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