Robocop se ganó, en 1987, un lugar en el imaginario colectivo de toda una generación. Su cara humana «pegada» a un cuerpo robótico podía generar cierto rechazo, pero su gran corazón cautivó a miles de personas. Los cíborgs formaban parte de un futuro lejano pero probable. Ahora, en pleno siglo XXI, prefieren ser conocidos como grinders, y aunque te puedan seguir pareciendo actores de una película, ya forman parte del presente.
En busca del posthumano
Para comprender los argumentos y la motivación de los grinders, no podemos dejar de hablar del transhumanismo (abreviado como H+), el movimiento cultural e intelectual que les acoge bajo su paraguas de creencias y pensamientos.
Los pensadores y filósofos transhumanistas estudian los posibles beneficios y peligros de las nuevas tecnologías. Según sus reflexiones, la tecnología irremediablemente llevará a la humanidad a superar sus propias limitaciones fundamentales. Sus cavilaciones derivan en un escenario en el que la selección natural -o quizás deberíamos decir, selección artificial- se encargará de hacer evolucionar al hombre hacia el «posthumano»
El transhumanismo en la literatura
Son muchos los autores literarios catalogados como transhumanistas. Si bien a mediados del siglo XX, a algunos de ellos como Aldous Huxley, e incluso al mismo Isaac Asimov, se les etiquetaba como autores de ciencia ficción, poco a poco sus ideas calaron y dieron lugar a otros escritos que enfocaban las ideas transhumanistas desde un ámbito más palpable.
El hombre sigue siendo hombre, pero se trasciende a sí mismo, al darse cuenta de nuevas posibilidades de y para su naturaleza humana.
Aldous Huxley
A mediados de los 70, nace la bioética, entendida como disciplina para responder a las implicaciones de los nuevos avances científicos abordados desde una perspectiva científica. Filósofos como el norteamericano Max Moore o el sueco Nick Bostrom, en múltiples publicaciones profundizaron en los principios del transhumanismo, pero también en sus riesgos, implicaciones y dilemas éticos que conlleva.
Otro destacado erudito que trata el tema de la bioética es James J. Hughes, que plantea la necesidad moral que tiene la humanidad de dirigir sus esfuerzos científicos para librarla del proceso de deterioro y del dolor físico.
Más recientemente, en 2015 el popular autor Yuval Noah Harari publicó Homo Deus: Breve historia del mañana, que catapultó las ideas del transhumanismo, haciéndolas llegar a la opinión pública y a los debates de sobremesa. Y en 2018, la programadora y profesora universitaria Hannah Fry, publicó Hola mundo, un interesantísimo relato que nos cuenta (según sus propias palabras) Cómo seguir siendo humanos en la era de los algoritmos. Consulta más CITAS y FRASES sobre HUMANIDAD
Los humanos son demasiado irracionales e impulsivos para que ningún pronóstico pueda afirmar, con certeza, lo que sucederá a continuación.
Hannah Fry
Transhumanismo aplicado: Llegan los grinders
Los grinders son personas que aplican en sus propios cuerpos dispositivos cibernéticos o se introducen bioquímicos en el cuerpo para mejorar o cambiar la funcionalidad de sus organismos. El movimiento grinder tiene como fin transformar la condición humana a través de la tecnología, mejorando sus condiciones físicas e intelectuales.
También se les relaciona con el movimiento biopunk, que al igual que el término metaverso, usó por vez primera Neal Stephenson en su novela de Snow Crash.
Pero quizá te preguntes si de verdad hay gente que se implanta dispositivos más o menos seguros y obtiene beneficios de ello. Pues en países como Suecia ya hace tiempo que se usan microchips bajo la piel para reemplazar sus documentos de identificación o para el control de accesos. Pero para hablar de Grinder con todas las letras debemos hablar de Lepht Anonym, y ella merece un punto y aparte.

De nombre Anonym
Lepht Anonym se considera a ella misma una biohacker, y ha experimentado con su propio cuerpo en más de cincuenta ocasiones a través de operaciones más o menos peligrosas. Su primera intervención la realizó en 2007, introduciéndose un chip en la mano para usar a modo de tarjeta.
Pero sus logros van mucho más allá, gracias a la inserción de unos imanes en sus dedos en varias operaciones y mediante un pequeño nodo que conecta con su sistema nervioso, Lepht siente la distancia entre sus dedos y los objetos metálicos. A través de su blog Sapiens Anonym, la biohacker comparte sus hazañas, intervenciones, reflexiones y aprendizajes: «No voy a esperar a que alguien con un laboratorio de investigación me respalde esta búsqueda«.
El Robocop de hoy
El robot policía Robocop era aparatoso y tosco, y aunque era equiparable a algunos robots humanoides que ya existen, la realidad y la tecnología actual no es siempre tan vistosa y llamativa. La practicidad y la eficiencia se anteponen a la estética, nuestro robot de cocina no tiene forma de chef, sino que más bien parece una cazuela sacada del bolsillo de Doraemon.
Pero lo cierto es que cada vez más convivimos con máquinas y programas dotados de Inteligencia Artificial, y tecnología que se conecta con nuestras nueronas. También con gadgets conectados que se actualizan constantemente y nos ayudan o asesoran en la toma de decisiones, y algoritmos que, directamente, deciden por nosotros.
El Robocop de hoy extiende sus cables y ondas por casi todos los rincones del mundo, y es mucho más influyente que el simple cíborg de 1987.
Hemos hablado «A Propósito De»…

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