La diversión reside en el trabajo en sí. El resto son tonterías o paparruchadas, como vosotros prefiráis. Yo creo que prefiero paparruchadas.
El Consejo que siempre doy a los realizadores jóvenes, cuando me lo piden es el siguiente: sudad la gota gorda. No levantéis la mirada. Trabajad. Disfrutad de vuestro trabajo. Si no disfrutáis de vuestro trabajo, cambiad de oficio. No os dejéis dirigir por otros. Vosotros ya sabéis qué os parece gracioso o a qué objetivos aspiráis. Eso es todo lo que necesitáis. Tenéis una visión: tratad de plasmarla. Así de simple. Juzgar por vosotros mismos.
Yo no me dedico a producir éxitos, si no las mejores películas que pueda. El fracaso es uno de los gajes del oficio. Si tienes miedo de fracasar o no puedes superarlo cuando te sucede —y, si eres un artista que corre riesgos, seguramente te va a suceder en más de una ocasión—, debes buscarte otro modo de ganarte la vida.
Si el 80 % de la vida consiste en estar presente, el otro 20 %, como podía haber dicho Yogi Berra, depende de la suerte.
El infierno es el gusto de los otros.
Ser misántropo tiene su lado bueno: la gente nunca te desilusiona